viernes, 17 de mayo de 2019

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LA CORRUPCIÓN Y EL GRAVE DAÑO A LA GOBERNABILIDAD





Eduardo Vega Luna
eduardo.vega@uarm.pe

Huancayo, 17 octubre 2019

INTRODUCCIÓN
La corrupción está causando un grave daño a la gobernabilidad del país. Ha paralizado grandes obras públicas y dejado sin puestos de trabajo a miles de peruanos. Ha detenido la economía y afectado la libre competencia. La corrupción está vulnerando los derechos de muchos peruanos que no pueden acceder a servicios básicos de calidad en educación, salud, saneamiento y transporte. En resumen, está socavando las bases mismas de la construcción de un país y su integridad.

La visita del Papa Francisco colocó a la corrupción como uno de sus temas centrales, junto con el respeto a los pueblos indígenas, el cuidado del medio ambiente, el rechazo a la minería ilegal y la trata de personas, la violencia contra la mujer, el feminicidio y la inseguridad ciudadana. Calificó a la corrupción como el “virus social” que lo infecta todo y que nos roba la esperanza. El Perú y “gran parte de Latinoamérica sufre en su política una gran decadencia debido en parte a la corrupción. El caso Odebrecht es simplemente una anécdota chiquita”.

REFLEXIONES INICIALES


Figura 1. Presidentes con indicios de corrupción

Los últimos gobiernos se han visto involucrados en el más grande caso de corrupción en América Latina: el caso Lava Jato. En su reciente declaración Marcelo Odebrecht señala: “con seguridad sí apoyábamos a los principales candidatos en todas las elecciones”.

Necesitamos recuperar la confianza ciudadana con verdadero liderazgo y acciones efectivas. Tenemos que cambiar la forma en que hemos venido enfrentando la corrupción y su círculo vicioso de tolerancia, indiferencia, complicidad o impunidad frente a ella.

Lava Jato muestra la forma cómo operaba la corrupción en Brasil, Perú y otros países de América Latina. Este comprendía 1) el financiamiento sistemático de campañas políticas, lo que les permitía congraciarse con los futuros gobernantes; 2) adjudicarse grandes obras públicas a bajo precio y sin una competencia real; 3) la sobre valoración de las obras públicas adjudicadas mediante adendas y adicionales; 4) la manipulación de arbitrajes poco transparentes en perjuicio del Estado; 5) el pago de sobornos; y 6) la creación de empresas off shore a donde se desviaban los dineros robados al Estado.

Lava Jato también muestra la debilidad del Estado para detectar, prevenir y sancionar la corrupción. Durante estos años, no han funcionado los sistemas de contrataciones públicas, ni el control y las auditorias y, finalmente, no ha funcionado como se esperaba el sistema de justicia para sancionar estas prácticas corruptas. El resultado: la impunidad frente a la corrupción.

MI ARGUMENTACIÓN FORMAL



Figura 2. Los rostros nuevos de la corrupción

Sin duda no hay una respuesta sencilla en medio del permanente enfrentamiento político entre poderes públicos y los propios grupos políticos. Sin embargo, la respuesta nos debe llevar a los temas centrales para enfrentar la corrupción.

Necesitamos recuperar la confianza ciudadana con verdadero liderazgo y acciones efectivas. Tenemos que cambiar la forma en que hemos venido enfrentando la corrupción y su círculo vicioso de tolerancia, indiferencia, complicidad o impunidad frente a ella. Se requiere un liderazgo y ejemplo directo al más alto nivel y, por supuesto, resolver la situación del propio presidente de la República. También es necesario advertir que no sólo es un tema de autoridades sino también del sector privado, de las empresas y de la ciudadanía en general. Necesitamos revertir la alta tolerancia social que hay frente a la corrupción. Es decir, tener una lucha integral y permanente contra la corrupción con la participación de la ciudadanía.

Debemos fortalecer la institucionalidad democrática en tres áreas importantes: La reforma del sistema político, el fortalecimiento de la institucionalidad con verdaderos sistemas de integridad en el sector público y privado y un sistema de justicia especializado con mayores recursos para luchar contra la impunidad. La política se ha visto inundada de dineros ilícitos, que no tienen mayor control en las campañas electorales, a cambio de favores políticos, adjudicación de contratos públicos y tráfico de influencias. La corrupción en el sistema político tiene un gran impacto en la vida de las personas y en el descrédito de la política y los políticos. La Comisión Presidencial de Integridad, el Jurado Nacional de Elecciones y diversos congresistas han propuesto cambios urgentes para impedir que dinero ilícito ingrese a financiar campañas electorales, como las próximas elecciones regionales y municipales de noviembre del 2018.

CONCLUSIONES
Pero el esfuerzo mayor tiene que estar en fomentar una cultura de honestidad e integridad y ética entre los peruanos. Las múltiples iniciativas contra la corrupción que se observan en la sociedad peruana constituyen signos de esperanza de que esta lucha puede ganarse. La promoción de la ética y la prevención de la corrupción tienen que ser esfuerzos sostenidos y permanentes que motiven el compromiso y la construcción de redes ciudadanas contra este delito. Denunciar la cultura de corrupción, de deshonestidad, es importante y eso solo se puede hacer fomentando una cultura de honestidad, integridad, ética y de valores. Es necesario que la política, la justicia y la sociedad civil trabajen juntos. La sociedad civil, las autoridades y las empresas deben ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de construir un país honesto.

REFERENCIAS


Recopilado por Rosa Dueñas de la Cruz
Rousex.xmaria123@gmail.com













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