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LA
CORRUPCIÓN Y EL GRAVE DAÑO A LA GOBERNABILIDAD
Eduardo Vega Luna
eduardo.vega@uarm.pe
Huancayo, 17 octubre
2019
INTRODUCCIÓN
La corrupción está
causando un grave daño a la gobernabilidad del país. Ha paralizado grandes
obras públicas y dejado sin puestos de trabajo a miles de peruanos. Ha detenido
la economía y afectado la libre competencia. La corrupción está vulnerando los
derechos de muchos peruanos que no pueden acceder a servicios básicos de
calidad en educación, salud, saneamiento y transporte. En resumen, está
socavando las bases mismas de la construcción de un país y su integridad.
La visita del Papa
Francisco colocó a la corrupción como uno de sus temas centrales, junto con el
respeto a los pueblos indígenas, el cuidado del medio ambiente, el rechazo a la
minería ilegal y la trata de personas, la violencia contra la mujer, el
feminicidio y la inseguridad ciudadana. Calificó a la corrupción como el “virus
social” que lo infecta todo y que nos roba la esperanza. El Perú y “gran parte
de Latinoamérica sufre en su política una gran decadencia debido en parte a la
corrupción. El caso Odebrecht es simplemente una anécdota chiquita”.
REFLEXIONES
INICIALES
Figura
1. Presidentes con indicios de corrupción
Los últimos gobiernos
se han visto involucrados en el más grande caso de corrupción en América
Latina: el caso Lava Jato. En su reciente declaración Marcelo Odebrecht
señala: “con seguridad sí apoyábamos a los principales candidatos en todas
las elecciones”.
Necesitamos recuperar
la confianza ciudadana con verdadero liderazgo y acciones efectivas. Tenemos
que cambiar la forma en que hemos venido enfrentando la corrupción y su círculo
vicioso de tolerancia, indiferencia, complicidad o impunidad frente a ella.
Lava Jato muestra la
forma cómo operaba la corrupción en Brasil, Perú y otros países de América
Latina. Este comprendía 1) el financiamiento sistemático de campañas políticas,
lo que les permitía congraciarse con los futuros gobernantes; 2) adjudicarse
grandes obras públicas a bajo precio y sin una competencia real; 3) la sobre
valoración de las obras públicas adjudicadas mediante adendas y adicionales; 4)
la manipulación de arbitrajes poco transparentes en perjuicio del Estado; 5) el
pago de sobornos; y 6) la creación de empresas off shore a donde se
desviaban los dineros robados al Estado.
Lava Jato también
muestra la debilidad del Estado para detectar, prevenir y sancionar la
corrupción. Durante estos años, no han funcionado los sistemas de
contrataciones públicas, ni el control y las auditorias y, finalmente, no ha
funcionado como se esperaba el sistema de justicia para sancionar estas
prácticas corruptas. El resultado: la impunidad frente a la corrupción.
MI
ARGUMENTACIÓN FORMAL
Figura
2. Los rostros nuevos de la corrupción
Sin duda no hay una
respuesta sencilla en medio del permanente enfrentamiento político entre
poderes públicos y los propios grupos políticos. Sin embargo, la respuesta nos debe
llevar a los temas centrales para enfrentar la corrupción.
Necesitamos recuperar
la confianza ciudadana con verdadero liderazgo y acciones efectivas. Tenemos
que cambiar la forma en que hemos venido enfrentando la corrupción y su círculo
vicioso de tolerancia, indiferencia, complicidad o impunidad frente a ella. Se
requiere un liderazgo y ejemplo directo al más alto nivel y, por supuesto,
resolver la situación del propio presidente de la República. También es
necesario advertir que no sólo es un tema de autoridades sino también del
sector privado, de las empresas y de la ciudadanía en general. Necesitamos
revertir la alta tolerancia social que hay frente a la corrupción. Es decir,
tener una lucha integral y permanente contra la corrupción con la participación
de la ciudadanía.
Debemos fortalecer la
institucionalidad democrática en tres áreas importantes: La reforma del sistema
político, el fortalecimiento de la institucionalidad con verdaderos sistemas de
integridad en el sector público y privado y un sistema de justicia
especializado con mayores recursos para luchar contra la impunidad. La política
se ha visto inundada de dineros ilícitos, que no tienen mayor control en las
campañas electorales, a cambio de favores políticos, adjudicación de contratos públicos
y tráfico de influencias. La corrupción en el sistema político tiene un gran
impacto en la vida de las personas y en el descrédito de la política y los
políticos. La Comisión Presidencial de Integridad, el Jurado Nacional de
Elecciones y diversos congresistas han propuesto cambios urgentes para impedir
que dinero ilícito ingrese a financiar campañas electorales, como las próximas
elecciones regionales y municipales de noviembre del 2018.
CONCLUSIONES
Pero el esfuerzo
mayor tiene que estar en fomentar una cultura de honestidad e integridad y
ética entre los peruanos. Las múltiples iniciativas contra la corrupción que se
observan en la sociedad peruana constituyen signos de esperanza de que esta
lucha puede ganarse. La promoción de la ética y la prevención de la corrupción
tienen que ser esfuerzos sostenidos y permanentes que motiven el compromiso y
la construcción de redes ciudadanas contra este delito. Denunciar la cultura de
corrupción, de deshonestidad, es importante y eso solo se puede hacer fomentando
una cultura de honestidad, integridad, ética y de valores. Es necesario que la
política, la justicia y la sociedad civil trabajen juntos. La sociedad civil,
las autoridades y las empresas deben ofrecer a todos los ciudadanos la
oportunidad de construir un país honesto.
REFERENCIAS
Recopilado por Rosa Dueñas de la Cruz
Rousex.xmaria123@gmail.com
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